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30 de mayo de 2013

¡QUEDA INAUGURADO ESTE BLOG!


            Con esta pequeña broma en el título de la entrada quiero, precisamente, quitarle trascendencia a este momento.
            Aunque para mí es un momento importante. Poder escribir sobre temas que me atraen y, sobre todo, saber que hay gente que me va a hacer el honor de leerme es algo que me entusiasma y me empuja a crear este blog. Si bien el verbo crear quizás sea un poco pretencioso. Nada se crea ni se destruye. Internet, ese invento increíble, nos proporciona esta magnífica herramienta con la que expresarnos. Y yo no voy a desaprovechar esa oportunidad. Disfrutaré de lo lindo, en especial contando cosas. Porque me gusta hacerlo y sobre todo sabiendo que alguien, por pocos que sean, van a tener la amabilidad de leerme y, además, hasta puede que se sientan mejor después de hacerlo.
            Si algo de lo que diga no os gusta, pido disculpas por anticipado, pero dejadme ejercitar mi derecho a la libertad de expresión sin molestar a nadie, sin perjudicar ningún interés, ya que esa es desde el primer momento mi intención. Quizás incluso llegue también a expresar alguna queja por algo que me parece que es injusto, o desproporcionado, o incorrecto. Este mundo, ya lo sabéis, está lleno de cosas así y todos tenemos el derecho y el deber de criticar todo aquello que pensamos que se puede mejorar.
            Pero por supuesto que me gustaría poder hablar siempre de cosas bellas.
Como quiero presentar una imagen mía, escojo ésta con mis dos hermanos, a los que siempre me sentí entrañablemente unido. Yo soy el del medio, hace algunos años, claro...          
           Quizás os preguntéis el por qué del nombre del blog. Porque todos decimos siempre que, los mejillones, los salvajes, no se cazan, se pescan. Pues no. Para mí se cazan. Lo mismo que el pescador submarino realmente es cazador, porque a diferencia del que, desde una roca, espera pacientemente con una caña engañar a su presa, el cazador submarino la busca, la acosa, e intenta conseguirla. Lo mismo que, por ejemplo, los percebeiros. Aunque tanto los percebes como los mejillones no tengan, los pobres, mucha posibilidad de escapatoria.
            Y todo viene de un video que realmente me ha impactado, y que os pongo. Es impresionante lo que tiene que hacer un inuit para llenar una pequeña cacerola de este molusco. Sin duda corre unos riesgos como los que padecen nuestros percebeiros para llevar a sus familias el sustento diario. Porque hay que tener mucho amor a esa profesión para trabajar colgado de una escarpada roca, dando la espalda a la ola amenazante. Lo mismo que hace el inuit que, confiado en su compañero (al igual que el percebeiro), consigue unos pocos ejemplares de mejillón en una caza contra el reloj y contra el miedo a morir, al menor descuido.

            Por esa razón, como un sencillo homenaje a esos habitantes de los hielos árticos, que son capaces de afrontar –y así lo vienen haciendo desde miles de años atrás- las condiciones más duras que podamos imaginar para la supervivencia, en el blog quiero llamarme como ellos aunque solo sea simbólicamente.
            Para que luego nos creamos incapaces de superar los límites que, en realidad, nos adjudicamos nosotros mismos.