La desembocadura del humedal y, al fondo, la carretera. |
En unos pocos metros vi a estas ranitas que, inocentemente y siguiendo con seguridad algún instinto, atravesaron la carretera sin presentir siquiera el gran peligro que les acechaba...
Con sinceridad, y aunque no debiera ser así, creo que la civilización y la naturaleza, a veces, son algo incompatibles.
Sin duda, muchas otras ranitas como esas han estado atravesando por ese sitio durante mucho tiempo sin que nada ni nadie las molestase, como debe ser. Pero éstas no disfrutaron de la tranquilidad que esperaban, y a la que tenían derecho, aunque fuesen solo unos humildes animalitos.
Pues si Carlos, en ocasiones entorpecemos y de que manera a la fauna local. Por cierto, este fin de semana y con ocasión del 40 aniversario del estreno de Tiburón en varias cadenas se podían ver breves piezas informativas (?) sobre la conveniencia o no de bañarse con tiburones, a todo esto creo recordar que en algún lugar se producía un ataque a dos adolescentes por parte de un tiburón que se saldo con la perdida de dos brazos.
ResponderEliminarNo se, tengo mis dudas sobre si a ellos les apetece tener una y otra vez a turistas tocándoles las narices. Que no digo yo que seguro que hay quien hace inmersiones con cuidado de no agobiarles, pero la verdad no se que pintamos dandoles el coñazo y haciendonos selfies a su lado...
Saludos!
Yo creo que como somos (nos creemos) simpáticos, guapos e inteligentes, pensamos que cualquier otro individuo de cualquier especie, nos va a admitir y aguantar como si tal cosa. Y para bastantes de ellos somos algo así como un chorizo apetitosísimo...
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