Desafío de Oscar, a pesar de las dificultades, sigue avanzando

Entrada a la ría de Meirás y la playita de Os Botes. Foto: C.Bremón

La inmensidad. Foto: C.Bremón

Cabo Prior, en la bruma. Foto: C.Bremón

La costa de Narón, Ponzos al fondo y Campelo allá abajo. Foto: C.Bremón

Oscar sabía que este asunto del Desafío Galicia iba a ser difícil. Pero creo que nunca se llegó a imaginar las dificultades que les iban a surgir, a él y a su equipo, a cada paso.

Al llegar por fin al Atlántico se ha encontrado con vientos de cara que le han obligado a plantear una solución ingeniosa, hacer las etapas al revés. Nadie le puede negar originalidad, ni tampoco acusar de que no haya cubierto el recorrido. Porque era el único recurso a la insuperable dificultad de remar contra el viento, con el “efecto vela” que se produce en el paddle board.

Meirás-Cedeira fue una etapa digamos incómoda, hasta el punto de que, frente a La Frouxeira, un embate del mar lo lanzó al agua y perdió el aparato de comunicación con tierra, un walkie talkie, lo que provocó un gran susto en el equipo al no dar Oscar señales de vida durante horas.

Luego, ya en Ferrol, la etapa iba a ser también sur-norte, pero la salida prevista en Doniños fue imposible por la marea baja y el gran oleaje que impedía cualquier intento de remontarlo, por lo que tuvo que salir por el canal sur de San Xurxo, el que utilizamos los surfistas para remontar al pico. Luego se enfrentó a Prior, que fue una tortura que nunca parecía terminar.

Yo, a media mañana, intenté divisar a Oscar subiendo al pico de Montefaro de Campelo. Una subida larga por un camino militar empedrado, tal como construía el ejército sus accesos a las baterías de costa. Al llegar arriba las vistas son realmente impresionantes, desde sus 250 metros sobre el nivel del mar. No me puedo imaginar soportar un temporal duro en estas alturas, sobre todo desde la pequeña plataforma de apenas cinco metros de diámetro que corona la cumbre y que está cortada a pico sobre el mar. No apto para personal con vértigo.

Como Oscar no me aparecía en los prismáticos, sobre las dos de la tarde desistí, aunque la realidad era que acababa de pasar Prior y aun no se le podía divisar dado que la visibilidad no era buena. Sobre las cuatro de la tarde llegó por fin a la playa de los Botes, en Meirás, único rincón tranquilo para desembarcar.

De nuevo en Ferrol, descanso y cena de todo el equipo, compartida conmigo y otros buenos amigos de Oscar.

Mugardos, lugar de la salida de hoy sábado. Foto: C.Bremón

Y hoy, de nuevo, otra etapa con problemas. La salida, desde Mugardos, trataba de evitar el cruce de la ruta de navegación de salida del puerto ferrolano. Navegando ceñido a la rivera sur de la ría, pasó entre castillos y de nuevo se enfrentó al mar abierto al llegar a Segaño.

Ceñido a esta orilla sur de la ría  remando hasta salir al mar. Foto: C. Bremón

Pero hoy las condiciones se volvieron más duras todavía. Una niebla cerrada con lluvia pertinaz debido a un frente que llegó a la costa sobre las doce del mediodía, lo acompañó en el cruce de la boca de la ría de Ares, camino del Orzán, en A Coruña.

Apenas se adivina en la niebla, allá a lo lejos, la torre de Hércules. Foto Desafío Galicia

Nueva situación comprometida, ya que cruzar esta ría, pasar la Marola, y cruzar de nuevo la entrada de la bahía coruñesa, con esta niebla, se me antoja casi suicida, expuesto al paso de buques que, me temo, lo confundirían con una gaviota flotando en el mar. Pero este cruce es inevitable.

Y para mañana, tengo curiosidad por saber como se las va a arreglar Oscar con los 3 a 4 metros de ola que entran esta noche y que golpearán la costa durante el domingo.

Pero Oscar parece que va pudiendo con todo. 

A la vista de la torre de Hércules, Oscar ya lleva mejor expresión. Foto: Desafío Galicia