Esta
semana pasada, un día de esos en los que las olas desaparecen de las playas,
terminé en Pantín con mi hija Cris en un intento desesperado de coger unas olas,
a pesar de estar en el mes del año en el que es más difícil lograrlo. Recuerdo
meses de julio en los que, a pesar de estar en la playa todos los días
esperando, me hube de conformar con tan solo un día de surf. Pantín siempre es
un recurso para estas situaciones, ya lo sabemos.
Un
primer baño de 45 minutos a la mañana, en un cuarto de metro y viento del mar,
fresquito, no llegó a cubrir, ni de lejos, mis expectativas. E incluso con la
marea baja.
Después,
sosegada comida en La Ramalleira. Sin
olvidarnos del Acualón, esta casa de comidas de Pantín ya forma parte del paisaje
surfístico de esta meca del surf. También Casa Ramos, más mítica aun si cabe. Son
establecimientos a los que, siempre acudimos para disfrutar o de una carne
asada magnífica en una, o de una tortilla de patatas con sabor a gloria bendita
en la otra o, simplemente, a tomarnos un café calentito después de un baño. Casa
Ramos sirvió de alojamiento en los primeros campeonatos, y los surfistas que
allí habían dormido nos pedían al año siguiente volver a aquella pequeña
pensión, desde la que se veía el pico perfectamente cada mañana al despertar. Pero
me estoy desviando. Perdón.
Decía
que nos fuimos a comer y volvimos a ver si, al subir la marea, la cosa
mejoraba. Pero no fue así, por lo que me dediqué a observar como, desde todos
los rincones del aparcamiento, empezaban a aparecer multitud de surfistas con
largos tablones, de gran variedad de formas y colores. Y sentado en la arena, en
la quietud de la digestión, empecé a reflexionar sobre lo que veía. Parecía que
el mundo del surf había sufrido un golpe de estado, y que los tablones habían
tomado el poder. El pico se llenó de largas tablas que cogían olas y más olas que,
sin llegar a tener una mínima pared, muchas veces eran ya eran cabalgadas por otro
tablonero. Se saltaban olas unos a los otros, pero sin acritud, no les importaba, ni un mal gesto sino todo lo
contrario, algunos llegaban a darse la mano en pleno recorrido, como
significando el buen rollo que parece existir entre los miembros de esta nueva
especie que, cada día más, la forman gentes que tienen otra mentalidad de lo
que es coger olas.
Coger
olas con longboard no es lo nuevo. Lo que es novedoso son los surfistas que los
cabalgan. La verdad es que me molan un montón sus ganas y su estilo de
disfrutar del surf. Y además, al revés de lo que sucede con los de tabla
pequeña, tienen la ventaja de que sus novias se incorporan fácilmente a este
deporte, ya sabemos que empezar con un tablón suele ser mucho más sencillo, y
esto constituye otra gran ventaja, sobre todo para los que ya pasan de los
treinta o cuarenta, espero que sepáis de lo que hablo, ja, ja. Es un tipo de
surfista que, o su evolución natural lo ha llevado a usar tablas cada vez más
grandes, o que ha entrado en el surf directamente por el longboard sin duda
atraído por la belleza estética de esta especialidad. El surf de longboard
visualmente es diferente, las sensaciones que vives son diferentes y no menos
gratas que lograr giros radicales con una 6.0. Tienes gran facilidad para coger
la ola, o como vi el otro día en Pantín, que de unas olitas pequeñas y malas se consigue sin dificultad sacar un baño feliz.
Por todo eso, creo que cuando sea mayor, yo también tendré un longboard.
Por cierto, uno de los que disfrutaron ese día fue
Jahgo, en buena compañía, tal como nos lo cuenta en su blog http://jahgoyelsurf.blogspot.com.esPor todo eso, creo que cuando sea mayor, yo también tendré un longboard.
Hola Carlos!
ResponderEliminarInteresante lo que comentas. Al leer lo de tu hija me estaba acordando de algunos baños el verano pasado con Alex nuestro hijo, ahora lo tenemos en Madrid trabajando, como se les echa de menos... Esa parte que describes me encanta, me refiero al "despues del baño", ya bien sea una comida o simplemente un cafe en buena compañia. Solo he estado un par de veces en Pantín y creo que no conozco los sitios que comentas, ya te pedire información el dia que suba...jeje
Comparto tu reflexión acerca del tablon, si que transmite una sensación de tranquilidad y buen rollo. Con esto no digo nada en contra de quien maneja tabla corta, pero esas diferencias que comentas son bastante apreciables.
Sobre el asunto "pareja/novia/esposa" casi no me voy a pronunciar, algun dia te contare...jeje
Un abrazo!
Gracias por tus comentarios, siempre motiva el que la gente reflexione sobre los pensamientos que tú te esfuerzas en trasladar al papel, lo que muchas veces no resulta sencillo, pero es bonito cuando se logra, y te acusan recibo de ello. Por eso, otra vez gracias Fran.
EliminarUn abrazo.
Bonita reflexion Carlos, muy buena entrada!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Ignacio, de vez en cuando quedarse en la orilla también es productivo, puedes pensar un poco desde fuera (nunca mejor dicho).
ResponderEliminarSaludos