Una original vista firmada por John Crules |
Cuando empecé a
viajar a Ferrol desde Coruña para surfear, desde los primeros viajes
a Doniños en el setenta y cinco, o quizás en el 74 (más o menos), al cruzar por el
angosto Puente del Pedrido pronto empezaron a llamarme la atención
unas olas que los días grandes y bonitos, allá en la lejanía, a
la altura de Miño, comenzaban a romper continuando hasta casi
debajo del propio puente, o más bien hasta la playita que se extiende debajo de esa estructura y que reduce notablemente la anchura que
hasta ese momento tiene la ría.
Alrededor de 1940. Mi madre con mis hermanos. Entonces, las playas estaban casi desiertas todo el año, incluso en verano. |
Después, al vivir ya en Ferrol (desde
el 80), mi paso por el Pedrido era frecuente, y en el invierno muchos
días se veían esas increibles olas que a veces se forman allí y que
parece que quieren llegar hasta el mismo Betanzos.
En alguna ocasión me paré a
mirarlas, porque ese día eran extraordiarias. En mañanas invernales
pero soleadas, un metro ó más incluso, con viento terral, se
formaban unas olas que se adivinaban poderosas, y que se veían
preciosas y sugerentes. Algo así como las curvas de una atractiva
mujer, que se insinúa...
Por eso me he pasado
años pensando que, algún día, me tenía que meter allí y probar
aquella ola.
Somos mi madre y yo, por lo que la foto debe de ser de finales de los cincuenta. Pero ¿y dónde están los coches? |
Calculaba en dónde comenzaba a
romper, y luego hacía más cálculos de en qué sitio sería más
conveniente echarse, ya que desde la playita del puente veía una
enorme distancia y posibles problemas con las corrientes, lo que
también me amilanaba bastante. Y, lógicamente, la soledad que me
envolvería en un territorio muy extenso y desconocido. El mar,
aunque sea el del Pedrido, siempre me ha impuesto respeto e incluso un temor subconsciente, a mí,
nadador de travesías, ya ves...
También desconocía por dónde entrar
más adecuadamente, al igual que por dónde se podría salir (quizás
sería difícil o imposible incluso hacerlo por el mismo sitio que
había entrado), y por supuesto no sabía qué área de aquella zona de olas sería
la más conveniente para surfear y para volver con facilidad. Todo
un poco complicado, y nunca me llegué a animar. Solamente una vez mi
hija Cris me llevó a una ola cercana, de la que conocía cómo llegar, y que es la
que rompe en la boca del río de Ponte do Porco, una derecha bonita
pero no una de aquellas olas de que hablo. Incluso en otra ocasión fuimos mi hijo Carlos y
yo con la intención de romper el tabú, pero ese día (como le pasa
muchas veces) era un maremagnum de ondas sin mucho sentido y nada que
ver con los días maravillosos de los que yo recordaba haber sido
testigo.
La belleza de esta obra está fuera de toda duda. |
Y así han pasado los años...queriendo
pero sin ser capaz de vencer mis reticencias. Grave error, sin duda.
Porque quizás no soy tan buen
surfista en el extenso sentido de la palabra, porque han sido otros, seguramente más ambiciosos que yo, los que han tomado la iniciativa. Y habiendo sido descubridor de algunas olas famosas, me declaro
ridículamente incapaz de haber surfeado una de las olas más
espectaculares que podemos disfrutar en el norte de Galicia, una ola
de ría además, con sus características tan peculiares. Y además, después de ser uno de los primeros en disfrutar de la ola de
Santa Cristina que, por cierto, comiendo hace días en uno de los
restaurantes de la zona, vi romper como hace cuarenta años, y me
puso los dientes largos y me entraron ganas de revivir aquellas
tardes de otoño, de lluvia, frío y oscuridad, pero de recuerdos
maravillosos, corriendo olas que hasta entonces nunca imaginé que
pudiesen existir tan cerca de casa.
Pero para los que piensan que la vida
pasa y las oportunidades se pierden: NO ES TOTALMENTE CIERTO, no
siempre se pierden, a veces tenemos una segunda oportunidad que el
destino nos quiere regalar, y la lección es que NO DEBEMOS
DESAPROVECHARLA.
Por eso, este fin de semana estaré en
el Pedrido como un chaval novato, con la misma ilusión, tendré los
mismos escalofríos cuando vea romper la ola (espero) y me echaré a
remar con las mismas ganas con las que lo hice, por ejemplo, una
tarde de octubre del invierno del 70-71, cuando un amigo reciente al
que acaba de conocer, Miguel Camarero, me contó que en Santa
Cristina, cuando en el Orzán entraba un mínimo de seis metros,
rompía una ola muy bonita que valía la pena ir a probarla.
Y ese fue el comienzo de una gran
pasión...
Animaros, todos los que os gusta el
surf y el mar, a disfrutar de la fiesta que nos preparan los amigos de ONDALONGA FESTIVAL.
Yo no me lo quiero perder (toca
madera) porque tengo que recuperar esa oportunidad que tuve y que
desperdicié. ¡NO HAGAS TÚ LO MISMO!
Bonito texto. Yo ya he tenido la suerte de probarla hace unos años, todavía no estaba tan de moda. Leer lo que has escrito me ha hecho recordar algún que otro baño que en ella me he dado con la compañía de un par de buenos amigos. Espero que te puedas sacar esa espinita y la disfrutes en todo su esplendor este fin de semana. Un saludo!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y tus elogios. Ya te imaginas que los que intentamos llevar a los blogs sentimientos, recuerdos e historias, con algo de literatura, necesitamos sentir ese aliento que nos brindáis con vuestros comentarios. Por eso, ¡gracias! otra vez.
ResponderEliminarMuy buena entrada que describe muy bien esa zona de la costa donde la marea mete y saca mucha agua en pocas horas, además de la que trae el rio.
ResponderEliminarPero como bien dices es una ola de ría y eso ya prácticamente lo dice todo.
Surfear una ola nueva siempre vale la pena, a ver si todo acompaña y pasamos un buen Ondalonga.
Saludos
Néstor
Esperemos que el tiempo acompañe. Y que el agua no esté muy fría, aunque es posible, creo yo, que el agua del río venga a menos temperatura que la del mar.
ResponderEliminarQue tal Carlos!
ResponderEliminarEstupenda entrada y como siempre interesante de leer. Entiendo perfectamente despues de lo que nos has contado que estes ansioso y con el cosquilleo en el estomago, no es para menos. Me encanta recordar vivencias del pasado, creo que es una buena forma de no dejar que se borren con el paso del tiempo. Me encantaria asistir pero Carmen trabaja y por medio hay un compromiso familiar.
Muchas gracias por compartirlo con nosotros, ya nos contaras Carlos, un abrazo!
RESPUESTA A FRAN, POR EL COMENTARIO ANTERIOR:
EliminarHola Fran, primero de todo perdona porque al pretender añadir tu comentario tuve un error informático y el sistema me lo atribuye a mí, y no sé arreglarlo. Pero bueno, tú que eres un habitual en los comentarios sabrás perdonarme.
Siento que por motivos familiares no puedas asistir. La verdad es que, durante los años en los que trabajé me he perdido muchos eventos por razones laborales o familiares, pero ahora viene los tiempos de la liberación (relativamente)
Bueno, a ver si alguna vez me paso por Patos o tú por Ferrol y nos podemos saludar personalmente. Un fuerte abrazo.
Nada Carlos, anda que no me pasan a mi de esas...jeje Precisamente hoy comentaba con un amigo la cantidad de visitas que tengo pendientes a gente que he ido conociendo por el blog. Si los planes no me fallan para este 2014 pretendemos movernos un poquito mas, este 2013 entre una cosa y otra hemos estado un poco parados, pero bueno, todo se andara...jeje Lo dicho, pasalo bien y ya nos contaras, saludos!
Eliminar¡Esta vez anduve con "pies de plomo", ja, ja.! Bueno, efectivamente, hoy en día no nos aburrimos (es un decir, vaya, porque después...) Sobran infinidad de cosas que hacer y no damos abasto. Nuestros padres (sin ir más lejos) tenían una forma de vida ya muy diferente, en la que estar en casa, pasear, leer (¡la lectura!), la conversación, formaban parte del día a día para entretenernos. Los que no tenían que trabajar 12 horas cada día, claro. Yo aún recuerdo en la aldea de mi madre las charlas alrededor de la lareira contando historias fantásticas.
EliminarA mí no me gusta -y es paradójico-que mi hija esté casi siempre más pendiente de conversaciones a través de su móvil, que hablando con nosotros, por razones obvias, pero no tengo fuerza moral para exigirle una conversación conmigo. Eso no se puede exigir, y las cosas van ahora en otra dirección, para bien o para mal.
Muy buenas Carlos !!! preciosa entrada. Y sobretodo me alegra saber que estarás alli con todos nosotros. Estoy convencido de que la ola y el evento te dejaran muy buen sabor de boca. Nos vemos por allí y muchas gracias por compartir tus historias.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias a tí por tu elogio, Jahgo. la verdad es que el futuro siempre nos tiene reservadas sorpresas afortunadamente, muchas veces, agradables. Porque hace veinte años, cuando pasaba por el puente y veía las olas del Pedrido y sentía ganas de cogerlas algún día solo o con un par de amigos, nunca hubiese imaginado que sería en una magna concentración surfera (y además de prácticamente solo de longboards) con cifras de participación semejantes. Inimaginable, de verdad...
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