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22 de julio de 2013

Los recuerdos de mi primera tabla, mi primer longboard

En el verano de 1970, mi primera tabla, un genuino longboard de los años sesenta salido quizás de algún taller californiano, era muy antiguo, pero muy bonito, muy clásico, de bandas longitudinales blancas y verdes, y con el que disfruté inmensamente durante varios años antes de que el uso, los golpes y la falta de reparaciones lo condenasen a un prematuro desguace del que nunca me perdonaré por haberlo consentido. Solo diré que hubo alguien que me lo pidió, cuando yo ya no lo usaba mucho, para aprovechar el foam y hacer una tabla más pequeña y moderna. El tablón tenía ya deshecho el “nose” y absorbía agua por la punta como si fuera el motor de reacción de un avión, aunque no salía por atrás: se quedaba dentro. Eso había deteriorado enormemente la plancha, pero no me planteé una reparación para restaurarla. Fue una lástima, aunque me temo que más tarde o más temprano hubiera sucumbido a la falta de cuidados con que la trataba.
Esta foto fue sacada en 1972, en Pantín, en carrete Kodacrome (diapositivas) con una cámara reflex Zenit, fabricada en la URSS, y que se vendía mucho por su precio asequible a todos los bolsillos, con un teleobjetivo Noritar (Japón)de 250 mm. y 1:4,5, que había comprado muy barato en Nueva York en 1968. Fue una suerte inmortalizar aquel baño, ya que si no todo sería un vago recuerdo, muy bonito, eso sí, pero definitivamente enterrado en el olvido. Por cierto, si os fijáis, se puede ver ya un pequeño deterioro en la parte izquierda del "nose". Por ahí empezó la muerte posterior de la tabla.

Porque en aquella época en la que los inventos eran algo exótico, unido a que aquella tabla calculo que pesaba sobre 15 kilos, hacía que constantemente terminara golpeándose en la orilla contra la arena, y seguramente también contra las frecuentes piedras que es fácil encontrar en ella. Y aunque hubiera tenido un invento a mano, mejor dicho en este caso, a pié, no hubiera sido muy sensato usarlo. Porque, en primer lugar, los inventos (si conseguías uno) que entonces había como último grito eran bastante rígidos (una cuerda atada a un trozo de neumático que se ponía en el tobillo), y en segundo lugar, de intentar sujetar aquel portaviones con algo, con lo que fuera, se corría el riesgo de ser miserablemente arrastrado hasta la misma orilla o, en el peor de los casos, que casi te arrancara de cuajo una pierna. No procedía pues. La falta de amarradera, sin embargo, conllevaba graves inconvenientes. Aun me acuerdo de las maldiciones que lanzaba cuando al coger una ola en Santa Cristina (A Coruña), a 100 ó 150 metros de la orilla, me caía de la tabla y la veía alejarse rápida e irremisiblemente. Tocaba entonces nadar, pero el agua estaba muy fría (eran siempre sesiones de invierno en aquel spot) y el traje que usaba no protegía apenas de la temperatura gélida del agua.    
Es curioso, pero no recuerdo que tabla usé a continuación, aunque creo que fue la etapa en la que casi dejé el surf, cosa que duró dos ó tres años, quizás algo más. Y ya posteriormente llegué a Ferrol. Y para entonces todos nos habíamos olvidado de los longboards: en aquel momento eran ya, simplemente, prehistoria del surf.
 
Aunque parece que voy de izquierdas, por cuestión del lado del cliché (os quería mostrar los datos de la diapo) voy hacia la derecha, a contramano, ya que soy goofy. Es ese mismo día, en Pantín, disfrutando de una de esas sesiones que se recuerdan toda una vida.


19 de julio de 2013

¡Pánico en la orilla!



Nuestro buen amigo Pichero acaba de colocar en Facebook un video de You Tube en el se ve una pasada para coger agua de un avión contraincendios Canadian que pone los pelos de punta por el riesgo que asume, en especial por el que provoca para los bañistas. Ha sido una maniobra que desde nuestro entender, evidentemente muy ignorante, no encontramos sin embargo justificable, ya que ni por las condiciones de viento, etc, ni por circunstancias de posibles obstáculos, se justificaba semejante procedimiento para la  toma de agua. Además, tratándose de un aparato que tiene un tamaño que, de cerca y a 200 Km/hora que debe de ir aproximadamente, intimida bastante. La gente que estaba en la orilla tuvo que sentir las turbulencias de los planos dándoles de lleno en la cara.
Los pilotos sabrán lo que hacen, ¡pero menudo espanto estar nadando y ver que se te viene encima semejante mole!

18 de julio de 2013

Algunas noticias

De nuevo me he cansado (temporalmente) de cazar mejillones en el mar. Porque hay noticias que van saliendo que me sorprenden, o me pasman, o me indignan, y que siento el impulso de comentarlas.
Escalofriantes las escenas del incidente en la puerta de la plaza de toros de Pamplona, que pudo costar vidas. Impactante aquella en la que vemos muchas cabezas juntas, tratando de avanzar sin conseguirlo, y en medio de ellas, como una más, la cabeza de un toro, que parece participar del desconcierto general.
Los toros fueron clementes con esa jauría humana, histérica ante la situación de peligrosísimo descontrol. Por eso me parece brillante la frase de un periodista: “Hoy los toros han indultado a los hombres”.

Está el toro más asustado que el tipo de la izquierda. Foto: El Pais
De meteorología: el canal francés Metèo, a finales de mayo pasado, realizó una previsión del tiempo para este verano, no solo en España, sino en toda Europa Occidental. Y, según ella, con un 70% de probabilidad, este verano sería el más frío desde 1816.
 “Este verano será gris, frío y lluvioso” ¿Cómo se puede hacer semejante pronóstico a dos meses vista? No ya por la indiscutible evidencia del error, sino porque la ha realizado un meteorólogo profesional, que sabe perfectamente que todavía es imposible hacer pronósticos fiables a más de una semana. ¿A qué vino entonces esa tremenda metedura de pata?. El único que era capaz de acertar con semejante predicción era el mítico Calendario Zaragozano...
Y sigue el calor y el anticiclón de las Azores, más fuerte que nunca. Por cierto, me tocó estar en Ourense los dos días de más calor (de momento), con 42º y sensación térmica de 51º. Sin palabras.
 
Foto: eumetsat
¿Qué pasa con los pobres perritos? En apenas un par de días, en Galicia, a uno lo tiran dentro de un saco al río, y cuando lo rescatan ya es tarde. Otro, aparece nadando en alta mar porque algún cabrón quería desprenderse de él y no tenía valor para matarlo directamente; era mejor que sufriese la angustia por la que tuvo que pasar ese bicho indefenso. Este tuvo más suerte. Y también un gato emparedado accidentalmente en una obra municipal por esa costumbre de los mininos de esconderse en los huequitos. Pero lo que ya no fue accidental es la actitud del jefe de obra y del concejal de patrimonio, que ponían inconvenientes a abrir la pared para que saliese el animal, y a los que no les importaba dejar morir al pobre gato que maullaba con desesperación al percatarse del error que había cometido.
Foto: Expresionesbc.com
¿Y porqué ahora la derecha gobernante trata de ocultar a la Unión Europea el estado real y visiblemente contrastable de la Ría de Ferrol, la ría más contaminada de Europa, según el biólogo Ferreiro Caramés? ¿Será por la responsabilidad que tiene en el mismo? ¿Será porque como, en su día, no era muy popular conseguir los votos haciendo túneles subterráneos y estaciones de depuración semiocultas (¡ah, claro, es por eso, no era “popular”!), prefirieron dedicar los esfuerzos inversores de la UE a otras obras más rentables políticamente? Como los paseos marítimos, por ejemplo. Porque los lodos de los residuos industriales no se veían, y los olores de los fecales todavía no eran muy intensos. ¿Nadie se siente responsable de algo tan grave, que tendría que estar resuelto hace muchos años? Que triste ver como el regalo que le hizo la Naturaleza a Ferrol lo hemos destrozado.
 
Fotos autor

Y por último, leones marinos van a ser adiestrados para rescatar personas en el mar, cuando las condiciones impidan hacerlo de otro modo. Quizás así a los Ayuntamientos que quieren recortar en salvamento les salgan más baratas las contrataciones veraniegas…  
Foto: laverdad.es

13 de julio de 2013

La edad de oro del Longboard


Esta semana pasada, un día de esos en los que las olas desaparecen de las playas, terminé en Pantín con mi hija Cris en un intento desesperado de coger unas olas, a pesar de estar en el mes del año en el que es más difícil lograrlo. Recuerdo meses de julio en los que, a pesar de estar en la playa todos los días esperando, me hube de conformar con tan solo un día de surf. Pantín siempre es un recurso para estas situaciones, ya lo sabemos.
Un primer baño de 45 minutos a la mañana, en un cuarto de metro y viento del mar, fresquito, no llegó a cubrir, ni de lejos, mis expectativas. E incluso con la marea baja.
Después, sosegada comida en La Ramalleira. Sin olvidarnos del Acualón, esta casa de comidas de Pantín ya forma parte del paisaje surfístico de esta meca del surf. También Casa Ramos, más mítica aun si cabe. Son establecimientos a los que, siempre acudimos para disfrutar o de una carne asada magnífica en una, o de una tortilla de patatas con sabor a gloria bendita en la otra o, simplemente, a tomarnos un café calentito después de un baño. Casa Ramos sirvió de alojamiento en los primeros campeonatos, y los surfistas que allí habían dormido nos pedían al año siguiente volver a aquella pequeña pensión, desde la que se veía el pico perfectamente cada mañana al despertar. Pero me estoy desviando. Perdón.
Decía que nos fuimos a comer y volvimos a ver si, al subir la marea, la cosa mejoraba. Pero no fue así, por lo que me dediqué a observar como, desde todos los rincones del aparcamiento, empezaban a aparecer multitud de surfistas con largos tablones, de gran variedad de formas y colores. Y sentado en la arena, en la quietud de la digestión, empecé a reflexionar sobre lo que veía. Parecía que el mundo del surf había sufrido un golpe de estado, y que los tablones habían tomado el poder. El pico se llenó de largas tablas que cogían olas y más olas que, sin llegar a tener una mínima pared, muchas veces eran ya eran cabalgadas por otro tablonero. Se saltaban olas unos a los otros, pero sin acritud,  no les importaba, ni un mal gesto sino todo lo contrario, algunos llegaban a darse la mano en pleno recorrido, como significando el buen rollo que parece existir entre los miembros de esta nueva especie que, cada día más, la forman gentes que tienen otra mentalidad de lo que es coger olas.
Coger olas con longboard no es lo nuevo. Lo que es novedoso son los surfistas que los cabalgan. La verdad es que me molan un montón sus ganas y su estilo de disfrutar del surf. Y además, al revés de lo que sucede con los de tabla pequeña, tienen la ventaja de que sus novias se incorporan fácilmente a este deporte, ya sabemos que empezar con un tablón suele ser mucho más sencillo, y esto constituye otra gran ventaja, sobre todo para los que ya pasan de los treinta o cuarenta, espero que sepáis de lo que hablo, ja, ja. Es un tipo de surfista que, o su evolución natural lo ha llevado a usar tablas cada vez más grandes, o que ha entrado en el surf directamente por el longboard sin duda atraído por la belleza estética de esta especialidad. El surf de longboard visualmente es diferente, las sensaciones que vives son diferentes y no menos gratas que lograr giros radicales con una 6.0. Tienes gran facilidad para coger la ola, o como vi el otro día en Pantín, que de unas olitas pequeñas y malas se consigue sin dificultad sacar un baño feliz.    
Por todo eso, creo que cuando sea mayor, yo también tendré un longboard.
Por cierto, uno de los que disfrutaron ese día fue Jahgo, en buena compañía, tal como nos lo cuenta en su blog http://jahgoyelsurf.blogspot.com.es


5 de julio de 2013

Desafío Galicia. El final.


Estos días me ha sido imposible rematar mis entradas en el blog, relacionadas con la aventura del Ribadense Oscar García de recorrer la costa gallega en una frágil, fragilísima tabla de SUP.
La motivación que, en principio, le ha llevado a Oscar a hacer semejante machada es la de reunir fondos para la Asociación Raiolas, de niños que padecen el síndrome de autismo, en la que él desarrolla su tarea profesional. Pero, para mí, esta motivación no es la única. Indudablemente quizás haya sido el motivo desencadenante y el que se encuadra en los sentimientos más íntimos de Oscar, una persona que goza de gran sensibilidad y ternura, como pude comprobar los pocos y cortos momentos que compartimos, primero en Silleda y más tarde en Ferrol.


Oscar rema durante una de las etapas más incómodas, por los fuertes vientos de la zona, la Costa da Morte
Pero el otro motivo que Oscar ha tenido para lanzarse a recorrer la enrevesada, peligrosa, pero bellísima geografía marítima gallega, entiendo que ha sido su espíritu de aventura. No creo que sea posible organizar este proyecto y llevarlo a cabo, con todas sus innumerables dificultades, si no estás dispuesto y mentalizado para pasar por las situaciones que Oscar tuvo que afrontar durante su empresa, incluidos los problemas ajenos a la propia navegación. Y afrontarlo sin apoyo por mar de alguna embarcación es, sicológicamente, ya por sí mismo, un reto de valentía y capacidad mental para estar ahí fuera completamente solo, aun cuando tuviera comunicación casi (no siempre) constante con su equipo. 
Oscar, lo que has hecho hasta ahora justifica plenamente el esfuerzo. Todos los que hemos visto las condiciones meteorológicas de estos días nos hemos acordado de ti y de lo mal que lo estarías pasando al no poder cumplir al 100% tus objetivos, que, desengáñate, eran muy ambiciosos, ya que estar ahí fuera, remando una maratón –etapas de 30-40 km.- cada día y no precisamente en las aguas tranquilas de una piscina, era muy complicado. El esfuerzo fisiológico, estar de pie y remando durante bastantes horas cada día, es un castigo tremendo para el organismo. Yo sé muy bien de qué estoy hablando ya que mi profesión ha sido intentar llevar al máximo esfuerzo diario a mis nadadores, y sé como responde el organismo a esa presión. Cansancio muscular, posible problemas con los ligamentos y tendones de los hombros, en especial con el delicado manguito de los rotadores, un talón de Aquiles para el que trabaja largas horas cada día con sus hombros, dolores de espalda, de caderas, de rodillas… 
Por otra parte, el mar tendría que haber estado más de dos semanas perfecto para poder hacer todo esto con tranquilidad, y eso, en la mar de Galicia, en mi opinión, es imposible. La situación meteorológica ha sido mala para la época del año, y estar ahí fuera con vientos muy fuertes y con un respetable mar de fondo en ocasiones, pasando zonas temidas por la navegación en una pequeña balsa que apenas sobresale del agua, es algo que, en mi opinión, solo se puede calificar de una manera: TITÁNICO.

Etapas de casi 40 Km fueron el pan de cada día. Como ésta, Bayona-A Guarda, precisamente la última, quizás la más larga. ¿Cómo estarían los hombros de Oscar?