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21 de noviembre de 2014

NORDKAPP. 17 (2ª PARTE) OSLO

Oslo y su bahía
             Al igual que hicimos en Trondheim, al llegar a Oslo lo primero fue tratar de encontrar prensa británica para seguir la crisis soviética, pero aquí no hizo falta recurrir a nuestros conocimientos del inglés, ya que nos encontramos con la agradable sorpresa de poder comprar "El País" del día anterior.
            Visitamos un típico centro cívico, en el interior de un gran edificio, con varios niveles, ascensores, cafeterías y toda clase de establecimientos comerciales. Es la tendencia moderna de concentrar una gran diversidad de tiendas en un ambiente interior que te permite recorrerlas cómodamente, aunque la climatología sea totalmente adversa, como sucede en esta ciudad gran parte del año.
             Por la tarde decidimos hacer una visita cultural. Nos hicimos con una lista de los museos que se podían visitar y tuvimos que elegir entre un total de ¡veintinueve!. En la lista había algunos que realmente deben de ser muy curiosos, como el de la Resistencia noruega, dedicado al período histórico de la ocupación alemana durante la Segunda Guerra, o los dedicados al esquí, o al tranvía.
             Empezamos por el de Defensa, ubicado en la ciudadela, cerca del puerto, zona militar abierta en muchos de sus edificios totalmente al público. Allí pudimos visitar el museo dedicado al Ejército y un hospital de campaña instalado con todos sus
elementos (incluido el aire acondicionado).

Junto con otro navío igual, pasó casi mil años hundido en la bahía de Oslo, de donde fue rescatado y restaurado para ser exhibido en este museo.
Más tarde llegamos hasta el área de Bygdoy, en donde se concentran varios e interesantes museos relacionados con la navegación. Allí se conservan los impresionantes "drakars" de los vikingos con más de 1.000 años de antigüedad, rescatados del fondo del fiordo de Oslo y restaurados con verdadero mimo. Otro dedicado al "Fram", buque construido a finales del siglo pasado, en el que Nansen y Amundsen hicieron varias de sus exploraciones polares. Primero fue el viaje al Polo Norte de Nansen de 1893 a 1896, luego diversas exploraciones por las costas del norte de Canadá y posteriormente, la larga expedición de Amundsen al Polo Sur (1902 a 1906).

El buque de exploración polar "FRAM". Navegó en aguas polares, y pasó inviernos aprisionado por los hielos, resistiendo la presión gracias a su técnica constructiva del casco. Llevó a Nansen al Polo Norte entre 1893 y 1896. Más tarde Otto Sverdrup (1898-1902) lo utilizó para explorar extensos territorios del norte de Canadá y, en su tercer periplo, sirvió para llevar la expedición de Roald Amundsen a la Antártida.

             El buque está colocado igual que el "Vasa" sueco, es decir, primero puesto en tierra, construyendo a continuación un edificio a su alrededor para protegerlo y que sirva de museo.
             Se puede visitar su interior,y sorprenderte de como era la vida a bordo de este navío, en el que sus tripulaciones debieron invernar en latitudes árticas y antárticas extremas. La vida se desarrollaba durante largos meses, totalmente a oscuras todo el día o gran parte de él, con temperaturas de 40, 50 ó más grados bajo cero constantemente, rodeados del ambiente absolutamente hostil de los hielos polares.

Interior del buque, la camareta principal. El piano y la gramola les proporcionaban algo de entretenimiento durante los largos inviernos.




             Se conservan sus camarotes, incluso con los utensilios y efectos personales de sus pasajeros. Los individuales, reservados a la oficialidad y miembros científicos de la expedición, eran de menos de dos metros de longitud, por apenas uno de anchura. Tan solo una cama muy estrecha, pegada a una de las paredes y cuya longitud daba el largo del camarote, y un pequeño armario para guardar las armas, esquís, ropa y otras indispensables pertenencias. Estos camarotes rodean la camareta principal, en donde hay una gran mesa que servía de comedor, sala de reuniones, juegos, trabajos y vida social.
             Resulta llamativo el hacinamiento y poco espacio de que disponían estos hombres para pasar estos largos inviernos, codo con codo con sus compañeros, y es fácil imaginar los problemas de convivencia que podían surgir, así como el temple de acero y el dominio de sí mismos que debían de tener los que participaban en estas expediciones; aunque me imagino que ya serían escogidos precisamente por esas cualidades personales, entre otras.



Justo enfrente del "Fram" hay otro recinto en el que se exhibe la nave "Kon-Tiki", de Thor Eyerdal, el explorador y científico noruego, con la que cruzó el Pacífico en 1947 para demostrar cómo pudieron ser colonizadas desde el continente americano las islas de Oceanía. También está allí la "Ra II", en la que asimismo Eyerdal y ocho tripulantes atravesaron el Atlántico Sur en 1970, por lo que este famoso noruego también estableció la posibilidad de que las pirámides de los pueblos americanos tuvieran un origen común con las de los egipcios.
            Finalmente visitamos otro curioso museo, el de la Tecnología. Quim había oído hablar de él y, entre la abundante variedad de los que podíamos haber visto, escogió muy acertadamente el Tecnológico.

El "Caravelle" y la locomotora con sus vagones de viajeros no me cabían en la foto.
            Este es un tipo de Museo que se está imponiendo cada vez más, pero creo que el de Oslo es uno de los pioneros y, por lo que pudimos ver, debe ser uno de los mejor dotados del mundo.
Se refiere, naturalmente, a todo lo relacionado con la tecnología actual y más reciente, pero es éste un tema demasiado amplio y eso se le nota al Museo de Oslo, que nos dio la impresión de haber sobrepasado la capacidad de sus mantenedores.
            El estar un poco destartalado, de una parte, y de otra, el poseer un cúmulo tal de aparatos de todo tipo, lo convierte más bien en un almacén de cacharros muy sofisticados -eso sí- pero un poco sin orden ni concierto. Porque guardar en una de sus inmensas salas, nada menos que un avión Caravelle enterito, además de otros aeroplanos algo más pequeños, una locomotora de vapor con varios vagones, una cápsula espacial "Géminis", una colección de modelos de coches completísima, etc., etc. nos da idea de la desmesurada magnitud de su dotación. De aquí salimos verdaderamente impresionados. En definitiva, que solo para ver los museos de Oslo se necesitaría más de una semana, ¡pero valdría la pena!.
            El viento del sur, que nos proporcionó nuestra jornada más calurosa en Escandinavia, trajo abundantes nubes que cubrieron el radiante sol cuando al caer la tarde iniciamos nuestra marcha hacia Helsinborg, ya de nuevo en Suecia, en dónde volveríamos a cruzar a Dinamarca al día siguiente por la tarde.
             Llovía copiosamente cuando traspasamos la frontera con Suecia un par de horas más tarde y, ya oscurecido, cumplimos con la rutina diaria: buscar un camping.
             Nos decidimos por uno que resultó ser propiedad de un matrimonio de granjeros. La recepción del camping era su propia casa, en donde el matrimonio, ya anciano y que apenas hablaban inglés, amablemente nos pidió que esperáramos por su hijo, que sí lo entendía. Este llegó a los pocos minutos, un hombre de unos treinta años, alto y fuerte, que nos explicó en dónde podíamos encontrar una cabaña libre. Había que adentrarse por un camino hasta llegar a un gran prado, lleno de hierba bastante crecida, alrededor del cual había varias y llamativas cabañas de madera. Estaban colocadas en grupos de cuatro, pintadas de marrón y blanco y, rodeándolo todo, un denso bosque de abetos.
Tan solo otra de las cabañas estaba ocupada, alejada de la elegida por nosotros, por lo que nos dio una impresión de soledad aquel sitio, alejado de la carretera, oscuro, lloviendo, y con aquel  bosque más oscuro todavía.


Cuando Quim se metió en cama, comencé mi obligado paseo y me acerqué al bosque, con una linterna en la mano. Me preguntaba cómo sería por dentro un bosque sueco. Me interné unos veinticinco metros en la espesura, hasta que llegué a perder de vista las cabañas. El bosque era muy denso, los pinos pegados unos con otros, y con gran cantidad de matorrales y ramajes caídos obstaculizando el paso. En resumen, una verdadera selva. En aquella oscuridad solitaria, llena de sombras que formaba la luz de mi linterna, me empecé a sentir incómodo. ¿Serían ciertas las leyendas de los "trolls" y de los "gnomos"?
             Me pareció que era un buen momento para irse al "sobre", por lo que volví sobre mis pasos. Llegando ya al lindero del bosque mi caminar era, por cierto, más presuroso que cuando penetré en él.
             Un reparador sueño, arrebujado en mi saco de dormir, oyendo caer la lluvia sobre la madera de la cabaña, fue la siguiente parte de esta historia.

11 de noviembre de 2014

ONDALONGA 2014

Foto Guias Masmar

Me temía que era muy difícil repetir las condiciones del año pasado. Pero siempre te queda la esperanza de tener suerte y equivocarte. Porque el Ondalonga de diciembre de 2013 fue increíble.
        En esta ocasión sin embargo y a pesar de las dificultades meteorológicas, y que el mar no estaba como el año pasado, el evento salió adelante gracias al entusiasmo de los surfistas y organizadores: a mal tiempo, buena cara. Y al final hubo olas suficientes, efectivamente.


Porque hay que reconocer la dificultad de los organizadores del evento para escoger el día apropiado. De hecho, son varios los factores, repasémolos:
1) Evidentemente el más importante es que en El Pedrido entren olas de suficiente tamaño. El baremo es escoger un día en el que las olas en costa abierta van a llegar cuando menos a los cinco metros. O incluso puede que algo menos.
2) La marea, debe ser subiendo, y que la baja toque entre las nueve de la mañana (muy pronto quizás) y las once.
3) La dirección del mar. Teniendo en cuenta que es casi un milagro que rompan olas de un metro (y a veces dos) en el interior de una ría, pero además que lo hagan en un spot situado a algo más de 15 kilómetros del mar abierto, es cierto que esto sucede porque esta ría (Ares, Sada, Miño, Betanzos) está orientada en la dirección más frecuente y potente de mar en el exterior de la misma: la del noroeste.
4) Algo muy imprevisible (como se vio en esta edición) es el comportamiento del tiempo meteorólogico en ese día concreto. Si has tenido en cuenta previamente los otros factores, ya careces de alternativas en función de la previsión, que es fiable tan solo dos/tres días antes, al menos en lo que se refiere a preverlo para las horas concretas, fuerza del viento, lluvia, nubes, sol, ya que la marea marca inevitablemente el horario.
5) Y si bien no es muy difícil encontrar bastantes días durante el invierno con las mejores condiciones necesarias, hay que tener en cuenta que esto tiene que suceder en un sábado o domingo.
Es por tanto un riesgo y una presión que tienen que asumir los organizadores, a los que desde aquí quiero felicitar, porque han conseguido afianzar esta gran concentración que es Ondalonga, y darle un carácter, una personalidad, un ambiente, únicos e irrepetibles. Tuvieron una gran visión al comenzar hace cinco años, y su fe y tenacidad han tenido su recompensa.

Foto Guias Masmar

Habría quién podría esgrimir como un inconveniente la terrible (por lo larga) remada que nos impone la lejanía del pico, pero eso forma parte del encanto. Hoy en día todos los eventos denominados "populares", más que ser competitivos, son retos personales para todos los participantes: lo importante no es ganar, sino llegar a la meta, a pesar de las dificultades que exige solamente el terminar, en muchas ocasiones, la prueba. Y Ondalonga es perfectamente equiparable a este tipo de eventos. Los iron men, o los marathones, terminarlos es en sí mismo una victoria para cada uno de los corredores que son capaces de finalizarlos. Nadar una travesía como la de Cies hasta la Isla de San Simón, en la ría de Vigo, de 27 kilómetros de recorrido, es también una hazaña en la que todos los que llegan al final se pueden sentir ganadores y profundamente satisfechos. Es la forma de resolver el eterno inconveniente de que, en el deporte, solo es ganador el que llega primero. Aquí todos son ganadores.
Y en el Ondalonga, igualmente, también todos somos ganadores porque esa noche, yo al menos, me fui a la cama con un regusto muy dulce de haber sido capaz de remar seis kilómetros, de coger aquellas olas míticas que siempre veía romper allá a lo lejos, y sobre todo de disfrutar el ambiente magnífico que le proporcionan sus participantes. Sentí una satisfacción tan remuneradora como cuando, en mi juventud, lograba ganar una travesía, o una prueba de natación.
Y por eso tengo que estar agradecido al Ondalonga por dos motivos fundamentales, el primero por haberme dado la oportunidad de surfear esas olas a las que tantas ganas les tenía, y el segundo, el recobrar ese ambiente de surf en amistad y buena compañía en la playa y en el pico, que temí haber perdido para siempre.


1 de noviembre de 2014

Peniche: mi primer WCT en directo

El patrocinio institucional es muy importante para sufragar el campeonato
          Mientras conducía por la autopista portuguesa A3, tratando de que el coche se mantuviese pegado al asfalto a pesar del diluvio que nos caía del cielo, iba pensando en los motivos por los que, para ver una de las dos pruebas del WCT que se disputan en Europa, tuve que elegir entre Hossegor   (Francia) o Peniche (Portugal). No acabo de entender porqué Francia y Portugal son capaces de organizar una de las once pruebas de que consta el tour, y España no. ¿Crisis...? Francia es, efectivamente, un país más rico que España pero en este momento su economía tampoco pasa por un momento brillante, más bien al contrario. ¿Y Portugal?: ha sido uno de los países rescatados por la UE y que, tras Grecia, el que más sacrificios está exigiendo a sus ciudadanos. Pero hay empresas y organizadores que piensan que es rentable la inversión necesaria para un CT.
Será ésta, pues, una pregunta a responder quizás más adelante. Y puede que la respuesta esté en un hombre que conocí personalmente en Peniche: el Presidente de la Cámara Municipal de esa ciudad, Roberto José Correia, un alcalde que me recuerda a Paco Vázquez en su ambición para conseguir privilegios para su ciudad. Por ejemplo: en Octubre del 2012 Viana do Castelo inauguraba su Centro de Alto Rendimiento orientado al Surf. En Abril del 2013, To-Ze Correia, como se conoce popularmente al regidor de Peniche, hacía lo propio con el CAR de Peniche. Este hombre ha sabido ver en el surf, y en la organización de un evento del WCT, un medio para mejorar la economía de esa zona. Y Peniche va camino, si no lo ha hecho ya, de arrebatar a Biarritz la capitalidad europea del surf.

Con To-Ze Correia, quizás el principal impulsor del campeonato, y que considera que el futuro económico de Peniche pasa por la promoción y apoyo al Surf
           A la mañana siguiente de llegar, mi mujer -Laly- y yo, lo primero que hicimos en Peniche fue recorrer sus playas para palpar el ambiente y buscar a los pros practicando free surf, todo un espectáculo que nunca verás en la competición, ya que es en estos baños libres en dónde ellos exhiben su clase extraordinaria sin estar atados por la necesidad de los puntos.
Supertubos, la primera playa a la que fuimos, era un deprimente escenario por las condiciones del mar. A ningún surfista se le habría ocurrido meterse en aquellas olas demasiado grandes y demasiado revueltas por el fuerte viento on-shore y con el agua de color chocolate, debido a la ciclógenesis Margit, la primera de la temporada. Por ello el campeonato estuvo suspendido desde el martes hasta el domingo. Pero una de las virtudes de este spot es que cuando el viento estropea una de sus dos playas, significa casi siempre que funciona la otra. Por eso recorrimos los escasos kilómetros que hay hasta la playa de Baleal, en la que las olas iban desde un metro hasta los tres en su extremo norte, a 4 Km de Peniche, y siempre con el viento off shore. Pasamos por delante del mítico Hotel Soleil (que supongo que vive fundamentalmente de los miles de surfistas que se alojan en él a lo largo del año, puesto que está en el epicentro de este spot surfístico increíble que es Peniche) hasta llegar al pequeño y mítico pueblito de Baleal, y aparcamos en la playa de Lagide, donde una laja de roca forma un pico de gran calidad, lejos de la orilla.

En una magnífica ola, multitud de surfistas pugnan por su oportunidad, aunque parece ser que lo hacen amistosamente...  
Cientos de surfistas inundaban las olas de A Prainha y Lagide, que miran al norte. Pero no estaban allí los surfistas que yo buscaba. Retrocediendo por la carretera que corre paralela a la playa de Baleal, entramos en el primer aparcamiento que va a dar a un par de restaurantes al borde de la arena, casi en el extremo norte de esta inmensa playa.

Zona norte de Baleal, casi al lado del pueblo del mismo nombre. Cuatro kilómetros de playa hasta Peniche. Indudablemente caben muchos surfistas, aunque son centenares cada fin de semana
Y allí, ¡bingo!, estaba ya lo interesante. Varios pros se preparaban para surfear. Entre otros reconocí a Freddy Patacchia, que analizaba las olas que caían, grandes y cerronas. Hacia el mar pasó Gabriel Medina, y del agua salía Julian Wilson, por lo que Laly y yo nos sentamos a contemplar el espectáculo. Laly se preguntaba por donde andaría Kelly Slater, porque estaba decidida a hacerse una foto con él. Y a los pocos minutos veo bajar hacia el agua a un tipo bajito, fuerte y con la cabeza totalmente rapada. ¡Allí estaba el mítico Slater! Fuera entraban de dos a tres metros que daban unos tubazos de los que resultaba muy difícil encontrar la salida, y eran muy pocos los surfistas que desafiaban unas condiciones tan duras. Pronto Kelly estuvo en el agua. A pesar de que había que elegir muy bien, tanto él como Medina cogían olas sin parar, metiéndose en tubos imposibles, de los que pocas veces salían sin ser tragados por la ola. También intentaban aéreos y girazos en las potentes paredes.
Cuando iban  ya unos cuarenta minutos, de pronto vi que Kelly saltaba fuera del agua en un aéreo e iniciaba un 3 sesenta que, todavía en el aire, continuó hasta completar otra media vuelta (540), y cayó sobre la espuma, en donde siguió su giro hasta terminar las dos vueltas, logrando seguir de pie en la ola. La gente, pendiente de lo que hacía el surfista de Florida, prorrumpió en gritos y aplausos. Porque fue asombroso contemplar como este surfista de 42 años había sido capaz de terminar algo así. Y también porque a esa edad aprender nuevas y difíciles maniobras, como ésta, es casi imposible. Ese es su mérito.
Slater salió del agua a los pocos minutos, y Laly vio su oportunidad para acercarse y pedirle que se hiciera la ansiada foto con ella. Kelly, que iba un poco en una nube porque se daba cuenta de la expectación que había creado con aquella ola, cuando Laly le sujetó por el brazo metiéndose además en el agua hasta la rodilla, se volvió hacia ella, sorprendido y le dijo en inglés, ¡Qué haces!, mirando hacia sus zapatos sumergidos en el agua, y entonces Laly, contestándole “¡don't worry!” le indicó que yo estaba enfocándolos a los dos con el teléfono. La verdad es que, por un momento, me temí que le diese un empujón y que ella terminase totalmente en el agua. Pero cuando Slater comprendió de qué se trataba, cambió su expresión y sonriendo se dispuso para la foto.




Kelly provoca la noticia y su figura mítica crea la expectación.
Luego una multitud de curiosos se concentró alrededor de Kelly, y hubo como una pequeña rueda de prensa al lado de su coche, hasta que les pidió que le dejasen vestirse. Unos metros más allá, Medina también se cambiaba después de salir del agua. Pero curiosamente, casi nadie le prestaba atención, rodeado solamente por su familia y acompañantes.


Por contraste, el lider del circuito en este momento no concita tanto la atención de la gente.
Ambos sabían lo que se jugaban en este campeonato. Por eso, no esperaban y no aceptaron con serenidad -ninguno de los dos- la eliminación en la ronda tres, a manos de dos surfistas muy inferiores teóricamente (Bret Simpson a Medina y Aranburu a Slater). Medina se salió dos minutos antes de terminar, dando equivocadamente por eliminado a Simpson, y Kelly fue incapaz de superar las dos puntuaciones que, al empezar la manga, consiguió Aritz. Medina se marchó de inmediato, muy enfadado, sin ni siquiera sacarse el traje de goma. Y Kelly partió su tabla con furia en tres pedazos al entrar en el vestuario. aunque luego hizo declaraciones en las que alababa al surfista vasco. Cosas de la competición.

La inmensa Playa Norte de Nazaret, la de las olas colosales
Hay que tener en cuenta que, en Peniche, lo más que había eran tres metros, y esa ola llega fácilmente al doble..
Solo se puede decir que es todo un espectáculo natural. Me cuesta imaginar cómo será en vivo con más de veinte metros y con surfistas corriendo estas olas.
Una de las tardes libres se nos ocurrió acercarnos hasta Nazaret, solo treinta kilómetros al norte. Pensé que era una oportunidad verlo con cierto tamaño de ola. Por autopista, en apenas 20 minutos llegamos al Farol de Nazaret, una vieja fortaleza en la que está el faro desde el que se puede ver un gran espectáculo de la Naturaleza. Es muy curioso asomarse a la playa de Nazaret, sin apenas olas, y luego girarse y ver la playa norte con olas de cinco o quizás seis metros en alguna serie.                       Siguiendo con la vista la ruta que esas ondas traen desde el horizonte, se ven las crestas avanzar ya desde muy lejos por encima de lo que se adivina que es el famoso cañón submarino. Y cuando llegan a unos trescientos metros de la playa, crecen desmesuradamente, a veces ayudadas por otras ondas que se unen viniendo en diagonal y que hacen crecer aun más la onda principal, hasta conseguir esa cresta tan marcada, y que tanto nos impresiona. Además, hay que tener en cuenta que estamos viendo la ola desde arriba, lo que le quita mucha sensación de tamaño. Oscar García, de COGE3, al que encontramos después de su viaje en bici desde Hossegor, nos contó que ellos habían bajado a la playa, y que ver aquellas olas desde el nivel de la arena daba una sensación terrorífica. Y esto lo decía un surfista al que no le da miedo ir a por olas de cuatro o cinco metros (o más) en A Mariña.
El sábado, aunque ya sabíamos que tampoco continuaría la competición, nos volvimos a acercar hasta Supertubos. El mar seguía grande y revuelto, con tres metros y alguna serie mayor, y las olas estallaban muy rápido empujadas por el viento del suroeste. Pero para mi sorpresa, en el pico de la competición se veía a un solitario surfista que desafiaba aquellas condiciones terribles. Nos acercamos y pronto le vi coger un tubazo increíble de derechas, a su mano. Cogió varias olas más, en condiciones épicas, y poco después salió del agua. Entonces reconocí quién era el valiente surfista: ¡Aritz Aranburu! Rápidamente me acerqué a él y después de saludarlo y desearle suerte, nos hicimos una foto.

Arizt, 24 horas antes de su proeza. Pero, la verdad, después de verlo en el agua no me sorprendió demasiado su victoria sobre Slater.
Yo sentí admiración por la profesionalidad de Aritz que, en vez de buscar las olas más cómodas en Baleal, se la jugaba en Supertubos, en las durísimas condiciones que estaba viendo. E interiormente deseé que este comportamiento tuviese su recompensa.
Y al día siguiente, efectivamente, fue capaz de apear a Slater, en una circunstancia muy especial, cuando más importante era para el americano el continuar, ya que en el heat anterior Medina también se había quedado fuera, y la ocasión era de oro para Kelly, para alcanzar al brasileño. Pero Aritz también tenía sus objetivos y el 11 veces campeón del mundo no tenía porque ser precisamente un obstáculo insalvable.

La zona fundamental del campeonato, la zona de jueces, y debajo la de competidores.
El domingo la afluencia de gente fue algo extraordinario. Creo que el campeonato de Peniche probablemente sea, de todo el Tour, en el que más gente acude a la playa, lo que para mi da idea de la afición al surf que hay en Portugal, porque además ese público entiende de surf. Por eso, por su magnífica organización y sus extraordinarias olas, Supertubos, Peniche y Portugal se merecen disfrutar del que es el penúltimo -y muy decisivo por tanto- evento del WCT cada año.

La ola de Peniche es para surfistas muy experimentados, muy parecida a la de Hossegor, una ola en la que el tubo es la clave para puntuar alto.




Arizt con los expedicionarios de COGE3, Oscar y Javi. No se les notan los cientos de kilómetros encima de la bici.
Prometí que yo me hacía una foto con Kelly Slater, y cumplí.
Parkinson, eliminado. Su rostro reflejaba la decepción.
Y el eliminador de Joel, Adam Melling.