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27 de agosto de 2015

EN SAN XURXO SIGUEN LAS DIFICULTADES

Ya en abril pasado, cuando fue tomada esta fotografía, se podía distinguir el banco de arena que provoca el problema. Es una formación arenosa muy habitual en esta playa, pero quizás no tan larga y, sobre todo, tan poco profunda y con una dirección tan clara hacia el acantilado, que está justo a la izquierda, fuera de la foto. En el extremo más alejado de este banco hay otra corriente fija que sale recta mar adentro.

          Lo que parecía un episodio puntual se está transformando en una historia por capítulos.
           Cuando, a raiz del complicado rescate de un surfista en plena corriente, publiqué en el blog la explicación de por qué las aguas se mueven en este sitio como lo hacen (la zona del extremo sur de la playa), no me imaginé que en tan pocos días (tres semanas) se iban a repetir otros rescates de surfistas:
          2º rescate) El viernes 7 de agosto hubo que rescatar a un buceador madrileño que estaba en apuros en el canal, ya que no era capaz de volver a la playa. Sin embargo, ese día, apenas había oleaje.
          3er. rescate) Justo una semana después, el 14 de agosto, un surfista de 51 años tuvo que ser rescatado, también el canal.
         4º rescate) La semana siguiente, de nuevo en la corriente de San Xurxo. Esta vez se trató de una alemana de 31 años que hacía surf, con mala mar y por tanto en condiciones muy complicadas.
        También en esos días, antes del incidente con la alemana, se rescató con gran despliegue de los socorristas de la caseta de San Xurxo a un surfista de practicaba kite surf en el centro de la playa. Aunque se atribuyó el problema igualmente a las corrientes, las causas fueron otras. Ese día fue el del paso de la pequeña ciclogénesis que originó un  viento muy fuerte del sur, que en el centro de la playa de San Xurxo-Esmelle entra por tierra. Este surfista olvidó (o desconoce) uno de los principios básicos de la seguridad para wind y kite surfers, que es el de que nunca se debe surfear con vientos fuertes terrales, al menos si estás solo, ya que -en caso de rotura o fallo del material- volver a la orilla por tus propios medios soplando intensamente de tierra es muy complicado para hacerlo solo (salvo que renuncies a tu material y te atrevas a nadar hasta tierra).
        Si bien es cierto que es una playa muy divertida para este deporte, que en ocasiones produce unas olas estupendas, y que tiene una área con posibilidades de surfearla mucha gente sin concentraciones en un punto determinado, para surfistas desde nivel alto a muy bajo, también es verdad que estos surfistas veraniegos novatos o que desconocen la playa, se pueden llevar sorpresas desagradables cuando intentan acceder de nuevo a la orilla.
      Ya expliqué en el “post” del 7 de agosto cómo están funcionando en este momento esas corrientes, ya que ahora su mecánica y ubicación pueden impedir el retorno a la playa de la forma acostumbrada, que es remando a favor del oleaje. Esto sucede al menos en un área importante.
       Lo que si me gustaría dejar claro es que este funcionamiento no es radicalmente diferente del habitual sino que, en todo caso, ahora se ha acentuado.

                                                          LAS CAUSAS

       La primera barra de arena, en donde rompe la ola especialmente en marea baja o con olas grandes (a partir de dos/tres metros), es este año muy larga y con poca profundidad. Y a continuación hay otro banco alargado, a unos 50-100 metros de la playa (según esté la marea), también de poca profundidad, lo que provoca que el agua que transita por encima de estas barras de arena por efecto del oleaje se acumule cerca de la orilla, y tienda a salir por donde menos resistencia encuentra (el canal del acantilado), pero que es un paso más estrecho y por tanto lo hará con más fuerza y rapidez, y proporcionalmente a la intensidad del oleaje, como es lógico.
      Ayer martes (25 de agosto) después de surfear en San Xurxo, hice un pequeño experimento. Salí del agua por la desembocadura del río. Ya en la orilla, a diez/quince metros escasos de donde llegaban las olas, solté mi tabla. Normalmente, las espumas que iban llegando la hubiesen conducido a la orilla, sin más.  Pero ayer no sucedió. Por el contrario la tabla, flotando, empezó a moverse en dirección a la corriente del acantilado a velocidad creciente, hacia atrás y hacia las rocas. Si no la hubiese recogido de nuevo, habría terminado saliendo, sin duda, a mar abierto en cuestión de diez o quince minutos. Y hay que señalar que las olas tenían, en el centro de la playa, sobre medio metro, es decir, que era un día en el que no tendría que notarse ninguna corriente.
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       Finalmente, solo me queda agradecer la profesionalidad, conocimientos y paciencia de los socorristas de San Xurxo. Se han enfrentado a situaciones difíciles en estos casos que he comentado, y han sabido salir airosos y, por supuesto, sin que hubiese daños personales.
       Aunque es cierto que se espera que actúen así y se confía en en ellos, lo cierto es que en ocasiones las imprudencias o desconocimiento del mar, sobre todo de los forasteros y novatos, ponen al límite la prueba de sus capacidades.

2 comentarios:

  1. Que tal Carlos!
    Interesantisima y tremendamente util toda esta informacion que nos proporcionas. Desconozco si en la escuela se enseñan este tipo de cosas pero creo que resultaria mas que interesante que todos supiesemos manejarnos y reaccionar en ciertas situaciones.
    ¿Crees que ciertas señalizaciones (como ese cartel que hay en San Xurxo advirtiendo de las corrientes) podrian ahorrarnos mas de un disgusto?
    Bueno, estamos en el tren camino de Madrid, mañana salimos rumbo a Florencia, echare de menos eso que tanto nos gusta...jeje
    Saludos!

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    1. Creo que en la mayoría hacen hincapié (mejor o peor) en el tema de las corrientes, por lo fundamental que es, seguridad y desplazamiento cómodo al pico. La verdad es que lo que pasa en San Xurxo es muy particular de este spot en concreto, ya que nosotros mismos (los que lo conocemos) en ocasiones nos hemos visto sorprendidos por estas corrientes algo diferentes de lo habitual. Los carteles (que se pusieron en la época que estuve Vicente Irisarri en la Presidencia del puerto) ayudan, pero también pueden despistar en momentos o épocas puntuales.
      Y disfrutar de Florencia, que las olas no se terminan, ja, ja.

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